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ISSN 1989-4163

NUMERO 71 - MARZO 2016

De este pan y de esta guerra (1916)

Joaquín Lloréns

Autor: Jesús Zomeño. Ediciones Contrabando. 2016. 160 páginas. 14€

     

Ya está en las librerías el último libro de Jesús Zomeño (Alcaraz, 1964), “De este pan y de esta guerra (1916)”. El libro está compuesto de 18 relatos breves que dan muestra de la maestría de nuestro colaborador habitual en el manejo de ese género, cuyos grandes maestros fueron Chéjov y Cortázar, de los que Zomeño, sin duda, es uno de sus más brillantes discípulos.
Varios nexos unen los relatos. De un lado, como indica el título, todos transcurren en 1916. De otro, la I Guerra Mundial, como leit motiv. Por último, en cada uno de ellos, la yuxtaposición de dos circunstancias antitéticas: la crudeza, el horror y la alienación de la situación de cada uno de los personajes en la batalla, las trincheras, los permisos, la retaguardia y los refugios sicológicos de los soldados para intentar mantener su equilibrio mental o dar muestra fehaciente de la falta de este.

No es la primera vez que Zomeño crea un libro de estas características y mérito. “De este pan y de esta guerra (1916)” es la culminación –por el momento– de una trilogía que comenzó con “Cerillas mojadas” (Premio Alhóndiga de narrativa breve-XX Premios Otoño Villa de Chiva) y tuvo continuidad con “Piedras negras” (Editorial Lengua de Trapo). Los lectores de Agitadoras tuvimos el privilegio de poder leer alguno de los relatos incluidos en cada uno de ellos antes de que pasaran por el definitivo barniz del autor, previo a su publicación en papel. Dense una vuelta por la Hemeroteca de la revista y podrán hacerse una idea de la calidad y hermosura de los mismos, así como de las ilustraciones que Miracoloso dibujó para los relatos, alguno de los cuales aparece (en blanco y negro) en el libro. El tapiz sobre el que Zomeño crea su microcosmos humanitario es el de la I Guerra Mundial en toda su amplitud geográfica y humana.  Si uno creyera en la reencarnación de las almas, no me cabría duda de que el escritor albaceteño tuvo que ser uno de aquellos incipientes psicoanalistas seguidores de Freud que, a bordo de un camión de la Cruz Roja Internacional, fue recorriendo los distintos frentes intentando salvar de la locura a los traumatizados soldados sin distinción de nacionalidades. Y es que esa circunstancia explicaría el aroma a realidad que emana cada uno de los relatos de “De este pan y de esta guerra (1916)” y la pátina de leve causticidad que subyace en muchos. Por el libro discurren franceses, alemanes, belgas, ingleses, rusos y demás nacionalidades que intervinieron o vivieron de cerca el primer conflicto en el que la industrialización irrumpió en la guerra y los soldados dejaron de ser personas, para convertirse en meras estadísticas de un juego macabro y desquiciado.

Cualquiera de los relatos merece la pena. Cada uno puede leerse por separado y en todos encontraremos motivos de sobra para regocijarnos por haberlo leído. Pero también hallaremos razones para la reflexión sobre el hombre, sus circunstancias y su alma cuando la muerte es su compañera de trinchera. Los protagonistas nos pincelan su situación en la batalla, su presente alienado, pero al mismo tiempo, en pocas páginas, nos descubren quiénes eran y cuáles eran sus circunstancias y personalidades antes de haber perdido su alma; las piezas justas y necesarias para hacer un retrato agudo de sus anhelos, sus deseos y también de sus maldades, y la nostalgia de un mundo que parece haber desaparecido para siempre bajo la lluvia, el barro, las balas, el gas mostaza y las bombas. La prosa de Zomeño es precisa como un bisturí, su ambientación la de un documentalista y la psicología de sus personajes la de un siquiatra. Y en medio de cada una de las piezas de orfebrería prosística nos topamos con agudas y originales observaciones que, en sí mismas, podrían formar parte de un libro de aforismos. Como botón de muestra, aquí os dejo alguna de ellas:

«… me di cuenta enseguida de la simpleza de la chica, porque frotaba más fuerte las losas negras que las losas blancas. » (Naranjas)

«-Odio a mi mujer -contaba el señor Bloom- pero no puedo decírselo porque no soy feliz con ella y me fastidia hacerle esa confidencia de mis sentimientos a persona tan ajena...» (El urinario)

«Solo duermen de noche los que nada esperan del día.» (Camisa blanca)

«No es complicado imaginar lo que sueña otra persona, porque todos los sueños son el mismo, todos tratan de un hombre que camina hacia un precipicio y que entonces, ante el abismo, da otro paso. Lo que ocurre a continuación es lo que distingue los sueños felices de los otros.» (Niebla en el transiberiano)

«Lo resucitamos cuantas veces sea necesario porque tenemos tiempo y aún no se han agotado todas las posibilidades que de él podemos imaginar.» (Niebla en el transiberiano)

«El marido, porteador en el mercado de San Miguel, se defiende pensando en otra cosa.» (El ángel caído)

«Solo el adolescente aspira a la inmortalidad, incluso con su muerte.» (Mirando al cielo)

No me cabe duda que “De este pan y de esta guerra (1916)” es un libro del que todo lector disfrutará y sacará provecho. Uno de los imprescindibles para este 2016.

Aquí tenéis uno de los relatos incluidos en el libro para que os hagáis una cabal idea de su alta calidad e interés.

 

 

De este pan y de esta guerra (1916)

 

Ilustraciones y retrato, Miracoloso

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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